El Che Vive !
  Su Sueños
 

Ernesto Guevara no solo luchó por una simple elevación del nivel de vida material de los pueblos miserables, sino, por el ideal de un Nuevo Hombre. Lo que supone, la lucha contra la miseria de los pueblos oprimidos; pero que en ultima y hasta quizás en primera instancia implica una nueva forma de convivencia, una Comunidad en la que no sólo los bienes materiales estén asegurados para todos los seres humanos, sino una Comunidad que sea precisamente eso: una comunión, un entrañable vínculo de hombres libres, una colaboración de personas dignas. Él combatió y murió por una convivencia en la que los hombres fueran verdaderos seres humanos, con la altísima dignidad que les corresponde. Pretendía rescatarlos no sólo de la alienación económica provocada por el régimen de explotadores, sino también de esa otra alienación, más sutil y tremenda, porque es capaz de perdurar mas allá de una equivocada revolución social que es la alineación científica la que esta conduciendo el mundo a una monstruosa maquinaria de robots.

No queria una especie de Norte América al revés.

Ni él como estudiante se lanzó a la lucha por la justicia al convencerse de la validez de los postulados del marxismo, ni los millones de jóvenes, que sigue sus huellas y colocan su retrato en la cabecera de sus camas, lo sigue con fervor porque se hayan persuadido de la” verdad “ideológica de la sociedad soviética, que al fin de cuentas es una ortodoxa consecuencia del marxismo. Esto prueba que lo que está en juego es algo más profundo y valedero que esos famosos factores económicos y que esa sobrevaloracion de la ciencia y de la técnica que padece la doctrina (comunismo).

Los comunistas que lo abandonaron en la trágica lucha final le reprocharon su aventurerismo, su carencia de un sentido realista, su romanticismo anárquico. Posiblemente lo querían encerrado en alguna oficina remota y segura, enviando órdenes por correo o por radio. Así hubiera sido más eficaz a los ojos de estos científicos de la revolución. Pero sin duda no hubiera sido tan eficaz como de este otro modo, romántico y heroico, muriendo a la cabeza de un pequeño pelotón perdido, luchando hasta el último aliento y hasta la última bala de su carabina. Contra la mentalidad de las planillas, los archivos de los escritorios. Reivindicó con su vida el sacrificio y la soledad. El Guevara que esos técnicos reclamaban habría vivido algunos años más; el que murió a la cabeza de su grupo de camaradas tendrá en cambio la perduración de las banderas, la eternidad de los símbolos.

La aventura política del Che empezó en la década de los cuarenta como el viaje de aventuras de un médico interesado en enfermedades tropicales que decidió recorrer el territorio latinoamericano, haciendo dedo, como se dice ahora. Hilda, su primera esposa, pertenecía al ala radical del Apra, que rompió con el partido para ingresar al MIR (Movimiento de Izquierda Revolucionaria), de inspiración trosquista. Guevara había tenido, se dice, una vaga simpatía por la izquierda, pero nunca había militado en partidos políticos en su país. De acuerdo a contemporáneos de la señora Gadea, quien tuvo una hija con el Che y falleció en La Habana, ya divorciada del guerrillero, ella fue quien inició a Guevara en la lectura sistemática de teoría política y lo orientó a posiciones radicales. Más adelante el matrimonio Guevara- Gadea viajó a México, donde conoció a Fidel Castro. El destino del médico argentino quedó sellado al unirse hasta su muerte al movimiento revolucionario cubano. La organización del viaje en el Gramma a costas cubanas, la acción guerrillera en la Sierra Maestra hasta la caída del régimen de Fulgencio Batista, y la participación en el régimen fidelista como número dos en la jerarquía política, ministro de Industria y comandante del Ejército Revolucionario marcaron la primera etapa del desenvolvimiento del Che en Cuba. Después vino su participación en la lucha de liberación del Congo y Mozambique y la reafirmación de su vocación internacionalista. El Che fue prosoviético dogmático en la Sierra Maestra, al igual que Raúl Castro. Pero cambió de posición después de sus viajes a Moscú. Él fue un romántico, un místico de la revolución. Los rusos detestaban el idealismo y no estaban convencidos de exportar la revolución. El 24 de febrero de 1965 criticó fuertemente a la Unión Soviética en un seminario en Argelia, en solidaridad con los pueblos de Asia y África. Fidel montó en cólera porque el Che habló como delegado de Cuba y los soviéticos se enfurecieron por el discurso. A partir de entonces cayó en desgracia. El Che se quedó solo, sin cargo oficial. Fracasó como ministro de Industria, según se dijo, porque Fidel bloqueó su proyecto de aumentar la producción de níquel.

Cualesquiera hayan sido sus propias ilusiones o teorías sobre la preeminencia de los factores económicos en la historia, la lucha de Guevara contra los E.E.U.U. ha sido la lucha del Espíritu contra la Materia. Así como antes en la historia, muchos hombres de otras épocas se levantaron contra la injusticia, en nuestro tiempo, un muchacho que personalmente no necesitaba nada, que había nacido como aquellos pensadores, en el seno de una familia privilegiada, se lanzó a la lucha movido por ideales románticos. Aunque preocupado por las cifras de la producción, en un momento crítico de la economía cubana, se negó a fomentarla mediante premios materiales, sosteniendo que era impostergable cambiar la mentalidad de la masa para llegar al HOMBRE NUEVO de la revolución anhelada, apelando únicamente al entusiasmo revolucionario, al patriotismo, al esfuerzo desinteresado y a la fe que mueve las montañas. Puede decirse que esas ideas no son sensatas. Pero, ¿quién ha probado que es la sensatez la que mueve las montañas? Tal vez vencido por una realidad que no aceptó, prefirió irse de su amada isla, dejando allá su mujer, sus hijos pequeños, sus compañeros de combate de la Sierra Maestra: “ Los seres que yo amo”, como él mismo lo dijo en la dolorosa carta de despedida. En la carta que envía a sus padres a la Argentina, entre palabras tiernas y humorísticas , que con su habitual pudor, atenuaban sus grandes principios , escribe:

“ Queridos viejos: Otra vez siento bajo mis talones el costillar de Rocinante; vuelvo al camino con la adarga al brazo “.En esta metáfora literaria se esconde su ideal, dicho como al pasar y en broma: Don Quijote. El hombre puro de corazón, lanza en riestre y coraje invencible, no sólo para enfrentar a la mediocridad de los acomodados y razonables, sino , pronto a luchar, en medio de risotadas, por los desamparados, por los humillados y ofendidos. El ideal de un caballero español, reencarnado ahora en un hombre que antes que nada era justamente eso: Un hidalgo pobre de una raza inmortal, un joven enfermo y generoso, dispuesto a enfrentar a los poderosos y mezquinos. Un hombre tan loco en su entrega que finalmente logra arrancar la adhesión y hasta las lágrimas de un materialista y sórdido sirviente.

 
   
 
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